En el historial de Internet de Ana Julia Quezada había búsquedas de plantas venenosas y la familia del pequeño Gabriel cree que pudo haber un intento de envenenamiento previo al asesinato.

"¿Y si ya había utilizado alguna de esas plantas en los batidos extraños que le preparaba al niño?", ha planteado el abogado de la familia, Francisco Torres.

Quezada ha confesado ante el tribunal que el 28 de febrero de 2018 mató a Gabriel, pero según ella fue un accidente. "Yo solo quería taparle la boca, que se callara", ha asegurado en la segunda jornada del juicio.

Ha explicado como, supuestamente, el menor, de ocho años, apareció con un hacha y comenzó a proferirle todo tipo de insultos. "Le dije, Gabriel deja el hacha que te puedes hacer daño", ha asegurado, afirmando que el niño le dijo: "Tú a mí no me mandas, que no eres mi madre, eres fea".

Según su relato, al ver que el pequeño estaba muerto se quedó paralizada, hasta que decidió enterrar el cuerpo. Ha reconocido la pala y también el hacha con la que, según ella, la amenazó Gabriel y con la que después ella intentó cortarle un brazo. "Le di el golpe y le di otro, creo que fueron uno o dos, no lo sé", ha declarado.

Después construyó su terrible y enorme mentira, hasta el punto de colocar la camiseta como falso señuelo. Una vez más, entre sollozos, ha reconocido la toalla que utilizó para trasladar el cadáver y las fotos en las que aparece moviendo el cuerpo.

Aquí se ha roto del todo y ha pedido perdón a la familia: "Que me perdone dios, que le he quitado la vida a un niño de ocho años", ha manifestado, llorando. Porque su intención, según ha insistido en varias ocasiones, nunca fue matar a Gabriel.