La historia de Emma Morano es única. Sus ojos fueron capaces de ver tres siglos, el final del XIX, cuando nació, el XX y el XXI. Emma Morano era la mujer más anciana del mundo. En noviembre sopló sus últimas velas, 117 años de vida.

Italiana, el secreto de su envidiable salud era tomar todos los días tres yemas de huevo, algo de carne Y fruta. Incluso bebía una copita de aguardiente en ocasiones especiales.

Aseguraba que lo que más le ayudó a vivir tanto tiempo fue permanecer soltera y nunca depender, decía, de la sombra de un hombre. Llevaba casi 20 años sin salir de su casa en Verbania, al norte de Italia, muy cerca de Milán.

Tras su muerte pasa el testigo de la longevidad en Europa a una española. La cordobesa Ana María Vela, con 115 años, se ha convertido en la persona más anciana del viejo continente.