“La ley no existe”. Habla Gari, uno de los internos del CIE de Zapadores, en Valencia. Él y otros diez compañeros están en huelga de hambre para protestar contra las deportaciones masivas de inmigrantes. La última, la de un grupo de malienses que fueron devueltos esta semana a pesar de que su país aún está en guerra. Se los llevaron de madrugada y sin previo aviso. Algo demasiado habitual.
Por eso enviaron esta carta al director del centro: "Comenzamos la guerra de hambre por el motivo siguiente: solicitamos que nos notifiquen las salidas de internos como mínimo 24 horas antes".
Porque dicen es imposible vivir con el miedo a ser expulsado en cualquier momento. La mayoría de ellos tiene a toda su familia en España.
Es el caso de Camilo, que a pesar de tener familia en España, será devuelto a Colombia el próximo martes. Junto a él Sahid, casado con una chica española, teme no volver a ver a sus hijas. La menor con 18 meses.
Miedo a abandonar toda una vida y a volver a aquella de la que se huyó. A Landing le han denegado el asilo político. Su regreso a Senegal podría ser inminente. Este sábado es su quinto día de huelga.
A pesar de las presiones de la Policía para que abandonen, su intención es continuar porque el hambre de justicia es mucho más fuerte. De hecho está previsto que el resto de internos se sumen la semana que viene cuando están programados varios vuelos más. Privados de libertad y condenados a una espera eterna, dicen, no tienen nada que perder.
Primera declaración ante el juez
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El contexto Decenas de menores han recibido palizas por parte de jóvenes violentos de su misma edad que les obligan a ponerse de rodillas y recibir todo tipo de humillaciones.