Manuel, vigilante de seguridad de Rodalies de Cataluña, es uno de los tres trabajadores que fueron brutalmente agredidos este fin de semana en un tren que realizaba el trayecto de Blanes a Barcelona.
En declaraciones a laSexta, explica que está "dolorido físicamente y moralmente" y muestra sus heridas: "Tengo cuatro puntos de sutura a un centímetro del ojo, un golpe bastante fuerte, un golpe de piedra directo".
"Anímicamente estoy tocado, es una cosa que padecemos desde hace tiempo y no se ponen soluciones", denuncia Manuel, que relata los hechos. En una pelea entre dos grupos, uno de ellos empezó a atacar al vagón y a intentar entrar y los vigilantes intentaron intervenir para frenar la pelea.
"Nos defendimos como pudimos y empezamos a recibir pedradas, rompieron cristales del tren", asegura el trabajador, que califica los hechos de "batalla campal".
Dice que se sienten desprotegidos jurídicamente y que sale "muy barato" agredirles. Asegura que les falta un equipamiento adecuado ya que "solo" llevan "unos simples grilletes y una defensa de 50 centímetros". Explica que a los vigilantes les hace falta un chaleco para evitar apuñalamientos pero se lo tienen que comprar ellos mismos.
Manuel denuncia que se los vigilantes se sienten desprotegidos: "Todo el colectivo de vigilantes de seguridad de transporte público pedimos más apoyo". Él ejemplifica todo con los controladores de parquímetro: ellos son agentes de la autoridad pero los vigilantes son "civiles" por lo que agredirles no conlleva grandes consecuencias.
Manuel asegura que no tiene pensado dejar el trabajo por su edad pero confiesta que su intención es jubilarse: "Si para entonces sigo vivo". En el siguiente vídeo puedes ver la salvaje agresión.
Otro gasto más
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