Desde hace 11 años la ley prohíbe en España arrojar a vertederos los neumáticos fuera de uso. Sin embargo, son muchos los terrenos que siguen acumulándolos de forma ilegal. Después del de Seseña, uno de los cementerios de ruedas más grande de España está en A Laracha, A Coruña donde hay amontonadas 35.000 toneladas.
Hace poco más de un mes la Xunta comenzaba los trabajos de limpieza, está previsto que duren 11 meses. También se han instalado medidas de seguridad: "Para evitar y minimizar los riesgos frente a un incendio, hidrantes, extintores, pulsadores....", dice Óscar González, gerente de González Couceiro. Argamasilla de Alba, en Ciudad Real, es otro de los puntos negros del mapa. 20.000 toneladas de goma se apilan allí.
Son solo dos ejemplos de un patrón que se repite por toda España. No existe una cifra total pero desde hace un año, están en el punto de mira de las autoridades: "Esto tiene un coste, un proceso que a veces lleva tiempo, pero nos consta que lo de Seseña ha sido el punto de inflexión para que todas se pongan manos a la obra", afirma Isabel López-Ribadulla, gerente de González Couceiro.
Cualquier pequeña acumulación puede suponer un problema. En Arenys de Mar, una pequeña finca sin propietario acumula desde hace años unos 5.000 neumáticos, no son muchos, pero son suficientes para que exista riesgo de incendio u otro peligro peor: el agua de lluvia que se almacena entre las ruedas sirve de incubadora para los peligrosos mosquitos tigre.
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