"Me dieron una colchoneta y me subieron a la segunda planta y me dieron un número y me dijeron 'tu nombre ya no existe, olvídate de tu nombre'. Es que es peor que la cárcel", cuenta a laSexta Noticias.

En los 60 días que Alberto estuvo en el CIE de Aluche, afirma que vio palizas. "Un día cogieron a un chico marroquí unos cinco o seis policías y le maltrataron, y le dejaron porque le veían medio muerto", relata.

Alberto denuncia hasta trapicheo de drogas. "Ahí tiran una pelota o un globo amarrado relleno de droga y lo tiraban ahí dentro", explica. Acabó allí tras una sanción administrativa por no tener papeles. En los CIEs hay muchos como él pero también personas con antecedentes policiales.

La Policía niega las acusaciones y el Sindicato Unificado de Policía, además, afirma que para ellos tampoco es un buen destino.

El Gobierno se defiende diciendo que "esas afirmaciones de violación de los Derechos Humanos cuando están bajo control judicial permanente se compadece muy poco con la verdad", en boca de Jorge Fernández Díaz.

Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, asegura que "vienen funcionando de la misma manera desde hace mucho tiempo y ahora algunos deciden hacer este tipo de actuaciones".

Para las ONG, la realidad es otra. Dicen que llevan muchos años peleando por esto. "La ley contempla que el internamiento debería ser una medida absolutamente puntual. Sin embargo, la práctica habitual en España es que el internamiento se ha convertido en la práctica regular", asegura Estrella Galán, miembro de CEAR.

De momento, es lo que hay, dicen. Y si tienen que convivir con ello qué mejor que ver de primera mano lo que ocurre dentro.