Salen por primera vez como sindicato y dicen que que han venido a luchar por un objetivo claro: "Las trabajadoras y los trabajadores sexuales merecemos los mismos derechos laborales que el resto de la sociedad española. Ni uno más, pero tampoco consideraremos quedarnos con ni uno menos", anuncia Concha Borrel, portavoz del sindicato de Trabajadoras Sexuales.

Quieren seguridad social, vacaciones, protección, permiso maternal, son OTRAS, el proyecto de sindicato que se ha inscrito en un despiste del Gobierno, que acaba de anunciar que enmendará este error a través de la abogacía del Estado.

"No parece difícil, he estado hablando con la ministra y desde luego hay varias vías, una de ellas parece la más rápida y a esa iremos", afirma Isabel Celá, portavoz del Gobierno. Contraatacan rápido después de reconocer el tropiezo. "Me han colado un gol, por la escuadra", afirmaba la ministra de Trabajo.

El Gobierno considera inadmisible un sindicato para una actividad que se declaran partidarios de abolir y que atenta contra los derechos humanos y se ejerce mayoritariamente bajo coacción. Algunas asociaciones feministas creen que este sindicato no acabará con la explotación y sí será una tapadera para proxenetas.

"Lo que hacemos es coartar las posibilidades de las fuerzas de Seguridad del Estado en este tipo delitos de proxenetismo, en los que un 95% se nutren de mujeres y de hombres que son víctimas de trata", argumenta Nuria González, presidenta de la Asociación Internacional L'Escolá.

"Lo que está detrás son proxenetas y mafias organizadas que realmente están apoyando a todo esto para que sea un sello de garantía de libertad", explica la presidenta de APRAMP, Rocío Nieto.

Una de las asociaciones que alienta OTRAS es Aprosex, un grupo que oferta en su web cursos intensivos para hacerse prostituta, una asociación que por 90 euros, promete preparar a las mujeres para prostituirse en el país con más esclavas sexuales de Europa.