Si Fabiana no se iba de
México, la mataban sólo por su identidad de género: "No puedes ser una persona
transgénero porque en muchas ocasiones te asesinan".
Fabiana se visibilizó en
2010 y perdió muchos amigos, trabajos y derechos fundamentales, pero empezó a
ser feliz: "No tenía que esconderme de nadie pero dejas la comodidad que te
brindan por ser hombre".
Ante las amenazas
decidió quedarse en España pero la discriminación, no cesó: "Ahora aparte de
ser trans, también soy migrante". Fabiana es una de tantas víctimas del 'sexilio',
aquello que se da "cuando tenemos que salir de nuestros espacios por ser
presonas LGTBI", explica Uge Sangil, presidenta de la FELGTB.
Otro chico trans de 23
años, que prefiere mantener el anonimato, también tuvo que irse de su casa: "En
el momento que decido comentar que voy a empezar la transición, fue un
detonante para que los malos tratos fueran a peor, incluso amenazas de muerte".
Sufrió durante años la
violencia de su padre y de su hermano: "Cuando te ves contra la espada y la
pared lo haces, prefiero renunciar a la calidad de vida a cambio de salir de
todo ese entorno".