Hace casi un siglo que el Metro de Madrid abrió sus puertas. Desde entonces el trabajo de los taquilleros ha sido fundamental. "Entré como taquillera en la estación de Puerta del Sol con un sueldo de 125 pesetas mensuales", cuenta Ángeles Sánchez, taquillera del Metro de Madrid, en un reportaje histórico.

Unas imágenes que forman parte de la historia, pero la de todos los taquilleros también van a pasar. "A partir de hoy desaparecen los taquilleros de la red de metro y se van a convertir en supervisores comerciales, es decir, personas que abandonan el cristal blindado que hay todavía en las taquillas y que salen al vestíbulo a atender a los viajeros, a asesorarles y a informarles", explica Borja Carabante, consejero delegado de Metro de Madrid.

Es el caso de Santa Prudencia, una supervisora comercial de Metro Madrid que con nostalgia cierra diez años de taquilla para atender de tú a tú en su estación ya que la empresa le ha recolocado como supervisora. Santa asegura que los más mayores serán los que más consultas harán: "Les cuesta más ver en las pantallas el tipo de billete que quieren".

Por eso, su ayuda va a ser clave a partir de ahora. Como la de Olga Raya que en su primer día como supervisora comercial, atiende muchas dudas de los clientes y realiza la revisión de las instalaciones. "El trabajo antes era dentro de la taquilla, ahora es fuera con las máquinas, ayudando al personal", recuerda Olga Raya, supervisora comercial Metro de Madrid.

Desde Metro de Madrid aseguran que las máquinas no sustituyen a las personas, ya que hay 1.650 supervisores que conviven con ellas. "Yo creo que ayudan más cuando tienes una duda con un usuario si está fuera de la taquilla", asegura uno de los usuarios.

El pasado mes de diciembre los pagos con tarjeta en el suburbano superaron al efectivo. El siguiente paso será eliminar los billetes de papel el año que viene. Aunque adaptarse al nuevo método será mucho más fácil, gracias a ellos.