Para Bastian ir al médico tiene un problema añadido y apunta a que cuando sale la enfermera la gente se le queda mirando porque dice un nombre que no es el suyo. Por eso, se siente impotente: "No están viendo quien soy de verdad, si yo digo que soy un chico porque soy un chico y me están tratando en femenino y con un nombre que no es el mío..."
Como él, muchas personas
transexuales en Madrid exigen que se cumpla la ley y que puedan tener una
tarjeta sanitaria con su nombre sentido. "Yo lo paso mal cuando me llaman por
mi antiguo nombre, no me gusta, no soy yo y no es mi nombre, yo me llamo Diana",
apunta una paciente.
Cruz tiene que acompañar
siempre a su hijo al centro de salud: "Cuando le llaman por su nombre registral
yo correspondo con el aspecto que puede dar ese nombre, entonces nadie se
pregunta si soy yo o él".