En los años 70 y 80 había un hombre que personificaba la delincuencia en Barcelona: el Vaquilla. Nacido y criado en el barrio de La Mina, el epicentro del crimen en España aquellos años.
Aquí los clanes de la droga vendían sin disimulo a plena luz del día. Eran los amos de la calle e hicieron falta décadas de macrorredadas para conseguir controlar el problema.
Los narcos siguen allí, pero el barrio se volvió más seguro. Hasta que hace tres años llegaron a la mina ellos: bandas georgianas de atracadores de pisos. Roban en los barrios ricos y vienen aquí a venderlo.
Carlos Quílez, director de 'El Taquígrafo' explica la situación que se vive: "Roban con facilidad. Han conseguido entrar en las casas de siete jugadores del Barça y hay centenares de ciudadanos que han sido víctimas de robos en sus pisos".
"Hay un grado de tensión policial bajo, cualitativo y cuantitativo, que les permite actuar a sus anchas", denuncia el periodista.
Entramos en el barrio para comprobar que aquí las cámaras no son bienvenidas, porque se ha desatado una guerra. Los clanes de la droga de toda la vida, contra las nuevas bandas de georgianos. Una lucha con muertos. Hace cuatro días un narco mató con arma blanca a un joven de Georgia.
"Hay batidas de jóvenes vinculados con el narcotráfico que se dedicaban a la búsqueda y a apalear georgianos o españoles que por alguna de estas esquinas estaban tumbados después de haber consumido heroína", relata Quílez. Y advierte: "Ahora estamos a punto de que vuelva a ser sistémica la convivencia criminal en el barrio de La Mina. Es una olla a presión a punto de estallar".
En lo que va de años ya van 11 muertes violentas en Barcelona, siete de ellas en los últimos 40 días. El Ayuntamiento de Barcelona ya ha reconocido que la ciudad sufre una "crisis de seguridad", pero asegura que está tomando medidas para ajar el problema.