Tragedia en el muelle de la Restinga

El duro relato de un superviviente del vuelco del cayuco de El Hierro: "Los que nos salvaron también vivieron el peor día de su vida"

El contexto A finales de mayo, un cayuco con 150 personas a bordo, entre ellas 20 menores, volcaba a unos cinco metros del muelle y cuando sus ocupantes iban a ser rescatados por Salvamento Marítimo y por la Cruz Roja. Casi ninguno de los migrantes sabían nadar.

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Este miércoles, hemos podido escuchar a uno de los supervivientes del traumático naufragio, en el puerto de la Restinga, en El Hierro. Ha contado que todos querían bajar a la vez y que los nervios y el caos, desataron la tragedia. Ahora, se están revisando los protocolos de salvamento, pues muchos creen que se podría haber hecho mejor. Que se podría haber evitado la muerte de migrantes a tan pocos metros de tierra.

Porque si echamos la vista atrás, hasta finales de mayo, recordaremos las duras imágenes de un cayuco volcando. Estaba lleno de personas. También mujeres y niños muy pequeños. Casi ninguno sabía nadar y, por ello, fallecieron al menos cuatro mujeres y tres niñas. Todo esto sucedió a apenas cinco metros del muelle y cuando sus ocupantes iban a ser rescatados por Salvamento Marítimo y por la Cruz Roja.

La embarcación había partido con 150 personas a bordo, entre ellas 20 menores, y llevaba 10 días navegando. Allí estaba, en mitad de este horror, Habid. A sus 19 años, ya sabe lo que es huir en una patera cruzando el mar hasta las islas Canarias. Pero también lo que es sobrevivir a este naufragio pese a no saber nadar. Habid estaba en el peor lugar donde podía estar, "dentro del barco". "Me estaba ahogado. Alguien me salvó", cuenta ahora a laSexta.

Una mano tiró de él y consiguió sacarlo de las "cajas". Así es como llaman a cada uno de los compartimentos que conforman este tipo de cayucos. El que se volcó junto al puerto de la Restinga, en El Hierro, tenía tres. "Había viajado dentro de la embarcación, de la caja, durante kilómetros, desde Guinea-Conakri", recuerda.

Pero a unos metros, apenas cinco que les separaba de su sueño, de pisar tierra firme en España, todo se truncó. Reconoce que no podrá haber llegado a nado, que está vivo porque le recataron a tiempo. "Alguien me ayudó, porque yo no sé nadar", dice Habid.

El terror máximo llegó justo cuando pensó que lo había logrado, como decenas de personas a su alrededor. "Todo el mundo tenía prisa, querían llegar al barco de salvamento, por eso el cayuco volcó". Esto es lo único que recuerda de la tragedia. Después, hay lagunas en su mente. Tristemente, sí tiene la imagen grabada de ver muertos a su alrededor. Algunos, eran compañeros suyos. "Me desperté en el hospital, con la Cruz Roja, había muertos alrededor", dice con la voz entrecortada.

Ahora, este joven de 19 años, vive en un centro de acogida. Recibe ayuda psicológica pues, aunque es capaz de hablar de este día, del peor de su vida, le cuesta y le causa dolor. Lo más destacado, es que ha pedido esta entrevista porque quiere dar las gracias a quienes los salvaron. Sobre todo porque, "muchos de ellos vivieron ese día también como el peor de sus vidas".