Manuela Carmena define su medida estrella en dos frases: "Más vida y menos humos". La alcaldesa defiende que es por el bien común de la ciudad porque "no podemos hacer que Madrid deje de ser una ciudad saludable".

Desde la oposición, Ciudadanos la considera improvisada y de no estar adaptada para los ciudadanos porque "no es una medida que combata la contaminación y es una manera muy miope de ver a la ciudad de Madrid porque la mayoría de los ciudadanos vive fuera del centro".

Desde el PP aseguran que la entrada en vigor es solo una fachada y critican la falta de medidas en el dispositivo. "La entrada en vigor es un fake porque no había policías que evitaran la entrada", dice el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Martínez-Almeida.

Otros como el alcalde de Alcorcón, David Pérez, han tirado del libro de historia para hacer una comparativa con el muro de Berlín.

Contra la ordenanza que regula Madrid Central se han presentado cinco recursos que están aún sin resolver. Dos de ellos por el gobierno popular de la Comunidad de Madrid, que confía en que salgan hacia delante.

Un programa que, sin embargo, el partido no criticaba cuando exalcaldes populares como Alberto Ruiz Gallardón o Ana Botella tenían en mente durante sus mandatos.

Con la entrada en Vigor de Madrid Central, la ciudad da un paso y se suma a las grandes capitales europeas como Londres, París y Berlín que luchan contra la contaminación. Un paso que pronto podría servir de modelo llegar al resto de ciudades españolas.