"Me destrozó", ha expresado la madre de la víctima al relatar un episodio cuando su hijo caminó rápido y abrió el balcón, momento en que ella logró agarrarle sin saber de donde sacó las fuerzas para impedir que se arrojara al vacío.

El chico repitió sus intentos y por eso ella "tenía que estar siempre a su lado y no le podía dejar solo ni para ir al baño".

En la segunda sesión del juicio en la Audiencia de Bizkaia contra J.M.M., que afronta una petición de pena de 10 años por presuntamente haber abusado sexualmente de uno de sus alumnos, los padres de la víctima han expresado la impotencia de ver a su hijo "bloqueado, que no era capaz de hablar, ni de contar" qué le había causado tanto dolor.

El padre ha relatado cómo un día que el chico lloraba porque no quería ir al colegio le agarró con firmeza y logró que le confesara que sus antiguos compañeros de Gaztelueta le insultaban y amenazaban en redes sociales.

Pero no pudo detallar inicialmente todos los episodios de abusos y necesitó años de terapia para ir aportando cada día un poco más. Por ello, el padre del denunciante ha pedido "respeto" y comprensión hacia ese proceso que atraviesan las víctimas de abusos.

En junio de 2011, casi un año después de haber abandonado ese colegio de la Obra corporativa del Opus Dei, los padres regresaron a Gaztelueta para denunciar lo ocurrido y contaron a quien fuera subdirector del colegio, Imanol Goyarrola, que el preceptor de su hijo le había sometido a tocamientos por todo el cuerpo, le había mostrado fotos de mujeres desnudas y le obligaba a quitarse la camisa en un despacho cerrado.

Asimismo, le dijeron que el docente propiciaba las burlas en clase hacia el chaval y que alumnos del centro le amenazaban. A pesar de la gravedad de la denuncia, el director del centro, Iñaki Cires, no les recibió hasta dos semanas después, han censurado los padres de la víctima, cuando les dijo que, "como medida de precaución, Chema no iba a estar en el colegio el curso siguiente, pero que no transmitieran" al chico que el docente "se iba por su culpa", según la madre.

Sin embargo, cuando han testificado Goyarrola (actual director del colegio) y Cires, han negado que enviaran al profesor a un colegio en Australia como medida de precaución, sino por un intercambio para aprender inglés.

El colegio Gaztelueta dio credibilidad al relato de su exalumno inicialmente, si bien luego creyó la versión del docente, que negó los hechos.

La investigación del colegio concluyó que sí había habido ciberbullying por parte de unos alumnos al chico, pero el centro no actuó al respecto porque el denunciante estaba ya en otro colegio, como tampoco actuaron ante el acoso escolar que había sufrido el menor en ese centro "porque ya había prescrito" y entendieron, finalmente, que no había pruebas para creer los abusos sexuales que relató el niño.