Laureana ha cuidado, sin ayuda, durante años de su marido Ismael. “Tenía una enfermedad degenerativa, y era dependiente total, había que vestirlo, había que lavarlo, llevaba una sonda gástrica para la alimentación, para la medicina, para todo”asegura Laureana.
Ella, ahora, tres meses después de que Ismael falleciese, sigue esperando una prestación económica que, según la ley de dependencia, les pertenece, y por eso denuncia que “mi marido ya ha fallecido desgraciadamente, y no se han acordado de él, pues yo quiero que otras personas que vengan no les pase como me ha pasado a mí”.
Pero la realidad, dice, José Luis Gómez Ocaña, el Coordinador de las Plataformas en Defensa de la Ley de Dependencia, es que el caso de Ismael y Laureana no es el único. Porque 127.000 dependientes han fallecido en lo que va de año esperando a recibir ayuda.
Reconoce que “el último mes ha sido verdaderamente escandaloso, ha disminuido la lista de espera en 13.000 personas, sin embargo, hay 10.000 personas menos que tienen el derecho, es decir es evidente que han desaparecido o han muerto” y asegura que hay un muerto dependiente cada cuatro minutos solamente en un mes.
Le peor parte, dice el coordinador, se la llevan los grandes dependientes porque “de un día a otro pierde la condición de gran dependiente y pasan a ser dependientes moderados, dependientes severos, no sabemos en base a qué”.
El ministerio de Sanidad no ha dado explicaciones a La Sexta sobre esta denuncia.
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