Cuadrillas de franceses enfurecidos se han lazado a la caza y captura de hombres de etnia romaní. Entre insultos rabiosos, han perseguido sus furgonetas y han linchado a algunos de ellos en batidas incluso retransmitidas en directo por Internet. Les acusan de usar esos vehículos en secuestros de niños para traficar con sus órganos y también de violaciones.
Vídeos que acumulan cientos de miles de visualizaciones y 'retuits' y que en las redes sociales instigan al odio contra la comunidad gitana.
Llegan a identificar a alguna de las 'víctimas', a hacer seguimientos de las furgonetas de lo que llaman 'red de trata' y a publicar (supuestas) redadas con decenas de romaníes detenidos.
La realidad: todo era mentira. La propia Fiscalía ha desmentido que hubiera ningún secuestro y durante una de las batidas se han producido 20 detenciones. Por ejemplo, uno de los internautas que compartió los vídeos ni siquiera estaba donde decía cuando se produjeron los incidentes.
El peligro de las noticias falsas, usadas en una sociedad volátil para instigar el miedo y de nuevo el odio al diferente, a la minoría.