El coronavirus está impulsando el relevo generacional en la trashumancia. Es el caso de Esperanza Sancho, quien es licenciada en Geografía y, por primera vez, pastora trashumante. "Después de la cuarentena no sabía qué hacer, me había quedado casi sin dinero, no sabía de qué iba a poder trabajar y acabé en la trashumancia", ha contado a laSexta.
Ahora ella anima a los jóvenes desempleados a vivir esta experiencia: "Es muy interesante, de la que vas a aprender un montón, es un trabajo que te va a aportar muchísimas cosas", ha expresado la joven.
Tras tres meses con el rebaño, se ha reencuentra con su padre, quien también, empujado por la pandemia, ha trabajado como pastor este verano. "Buscaba una opción de trabajo estando en contacto con la naturaleza, lejos del confinamiento, de las medidas y el control", ha manifestado Federico Sancho. Y es que la pandemia nos empuja por nuevos caminos, o por sendas milenarias como la de los trashumantes.
El relevo generacional es una prioridad para los últimos trashumantes, como para Jesús Garzón, quien ha dicho que "si no hay jóvenes que aprendan de la gente mayor, esto se perdería". El coronavirus no ha parado el rebaño de Jesús Garzón, pero sí ha hecho imposible que sus ovejas pasen por el centro de Madrid.
Reivindica la trashumancia como herramienta contra el cambio climático
Desde hace 27 años, este naturalista reivindica la trashumancia como herramienta para luchar contra el cambio climático y la despoblación: "Las cañadas son corredores ecológicos fundamentales para conservar la biodiversidad; son sumideros de carbono que contribuyen a frenar el cambio climático".
Jesús recorre cada año casi 1.000 kilómetros de vías pecuarias milenarias con su rebaño. En primavera lo guía desde la sierra de Guadarrama hasta los Picos de Europa y en otoño hace el camino de vuelta hasta sus rediles de invierno.
Una secuencia inolvidable
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