Raúl Conejero llegaba con
capucha y tapando su rostro a los juzgados y dentro, ya sí a cara descubierta,
ha reconocido la estafa. Aunque hace tres años lo negaba todo: "Yo no
tengo nada que ver con eso. En Alemania tienen que darle las explicaciones".
Raúl trabajaba como
comercial de una empresa dedicada a extraer y conservar células madre del
cordón umbilical pero le despidieron y montó su propia empresa sin
comunicárselo a los médicos. "Por temor a perder la confianza que habían
depositado en mí", ha declarado en el juicio.
Creó una empresa
ficticia y pedía a las familias hasta 2.000 euros por extraer y conservar las
células madres del cordón umbilical después del parto. Les hacía creer que eran
enviadas a una empresa alemana, pero eso nunca ocurrió.
"Nosotros confiamos en
que teníamos una muestra allí que en cualquier momento podíamos necesitar para
la chiquilla y ahora ese material ha desaparecido", explicó Marina Costa,
afectada por la estafa.