Jesslyn tiene 10 años y vive en El Salvador. Su sueño es jugar al fútbol de manera profesional, debutar en la selección de su país y también ser doctora. Esther apenas contaba con tres años más cuando huyó desde Sudán del Sur a Uganda, donde todavía hoy vive como refugiada. Allí aspira a estudiar ingeniería. Edwin es de Honduras. Intenta huir de la pobreza atravesando México para llegar a EEUU, una de las rutas más peligrosas del mundo. Él quiere que su familia deje de pasar hambre.
Son tres historias que representan la colaboración que Ayuda en Acción lleva dando en todo el mundo desde hace cuatro décadas. Cuarenta años marcados por la lucha contra la desigualdad y reivindicando un futuro más justo para gente de 23 países y cuatro continentes, la mayoría residentes en naciones muy desfavorecidas.
Jesslyn reside en Masahuat, un municipio de El Salvador donde la mitad de la población es pobre. No es una excepción: el 30% de los hogares del país se encuentran en una situación similar. Jesslyn desea progresar y el deporte ha sido una vía de escape para labrar su futuro. "Desde que era pequeñita, el fútbol me ha gustado. Es mi sueño ser una gran jugadora", explica la pequeña.
Educación para el futuro
Su padre también jugaba al fútbol y su madre quiso ser médica. Ahora ella persigue ambos sueños. Y gracias a Ayuda en Acción y la escuela deportiva que ha montado en su localidad puede conseguirlo: para poder formar parte de ellas los niños tienen que mantener buenas notas, lo que los motiva a involucrarse más en sus estudios. Desde el arranque de este proyecto que combina deporte, ocio y educación, los niveles de migración entre niños y adolescentes se han reducido.
La ayuda de la ONG también ha sido fundamental para Esther. La guerra civil en su país de origen hizo que perdiera a sus padres y que tanto ella como sus seis hermanos tuvieran que huir para sobrevivir. "Recuerdo los disparos, tengo ese sonido grabado", explica. "Lo único que podíamos hacer era unirnos a algún grupo de personas que saliera para Uganda porque éramos muy pequeños", rememora.
En Uganda se les facilitó apoyo para cubrir sus necesidades más básicas, pero la más urgente para Esther era la de poder estudiar. Con unas becas de estudio de la ONG consiguió volver a la escuela y terminar sus estudios con muy buenas notas. El objetivo ahora es cumplir su sueño para ser ingeniera. "Mi hermana mayor me dijo 'desde que nuestros padres no están tenemos que seguir adelante solos'", recuerda. "Cuando me dieron la beca solo pensaba en que iba a dar lo mejor de mí y sacar las mejores notas para poder seguir estudiando".
Edwin se encuentra en tránsito. Es de Honduras, pero se encuentra en México desde donde quiere llegar a Estados Unidos para tener una vida mejor y dar más oportunidades a su familia. "No voy muy tranquilo, ya son dos veces las que me han secuestrado. La primera en 2018 y el año pasado", afirma. Atravesar México es muy difícil porque, al no llevar documentación, todo el mundo se aprovecha de los migrantes: desde las maras a los narcos.
Así, la ayuda de los albergues en las rutas migratorias resulta fundamental para estas personas que cambian de país huyendo de la pobreza. Solo en México, el número de solicitantes de refugio batió récord histórico en 2019 y las caravanas de migrantes siguen aumentando.
Albergues a lo largo de La Bestia
La Bestia, como se conoce al tren de mercancías que atraviesa México hacia EEUU, es uno de los medios de transporte clandestino que se emplean para cruzar al país norteamericano. Y es uno de los más mortales. Esta frontera ha registrado desde 2014 más de 2.400 muertes, de acuerdo con el conteo de la Organización Internacional de las Migraciones.
Ayuda en Acción ha puesto en marcha tres albergues de acogida en tres municipios en la ruta de La Bestia, con los que se pretende dar protección humanitaria y atención integral a la población refugiada, en tránsito y de acogida.
Las historias de Jesslyn, Esther y Edwin son solo tres entre millones de personas que han recibido el apoyo de Ayuda en Acción. Solo en 2020 atendieron a más de 1,2 millones de ciudadanos de manera indirecta. Por eso ahora han puesto en marcha la campaña #DejaTuHuella con Ayuda en Acción, una invitación a la sociedad para crear redes solidarias que protejan el presente y el futuro de la infancia y de la juventud.