Cada quien tiene sus propias manías a la hora de pedir en la carnicería: para muchos consumidores, la grasa en las piezas genera rechazo, pero la realidad es que esas vetas y bordes dan sabor a la carne y evitan que se quede seca. Además, siempre puede retirarse después, una vez en el plato.

Para los fans de la pasta a la boloñesa o de las hamburguesas caseras merece la pena tener en cuenta este consejo a la hora de comprar carne picada: es mejor adquirirla recién picada que envasada.

En cuanto a los cortes de la carne, estos son básicos para mantener la calidad del producto. Cada pieza tiene su técnica, tal y como muestran los profesionales en el vídeo que ilustra estas líneas, pero por lo general es preferible un filete más modesto y tierno que uno más vistoso y duro.

Si se compra la carne ya envasada en recipientes de plástico, es mejor no congelarla y consumirla directamente, puesto que estas piezas normalmente llevan un golpe fuerte de frío previo a su corte y envasado. Además, en estas bandejas en ocasiones advertiremos que los filetes que están debajo tienen un tono más oscuro, pero esto es algo normal cuando la carne viene envasada.

Asimismo, y al margen de lo que cueste, es importante que los pequeños carteles que marcan el precio de las piezas no estén pinchados en la carne.