En concreto, la sala ha condenado al hombre, nacido en 1950,
a nueve años de prisión por un delito de agresión sexual, a cinco meses de
prisión por un delito de amenazas graves y a otros tres meses por un delito de
maltrato familiar.
De esta manera, se ha considerado probado que el acusado se encontraba en su casa
cuando llegó su hija de la calle.
En ese momento, el hombre agarró por el cuello a la hija,
por lo que ésta intentó coger el bolso para volver a irse mientras su padre la
insultaba y amenazaba de muerte alegando que la mataría porque "me lo ha
dicho la luna".
La víctima logró quitarse a su padre de encima y se dirigió
hacia el dormitorio para pedir auxilio mediante el teléfono, algo que no
consiguió puesto que el hombre la empujó contra la cama y la intentó asfixiar
agarrándola del cuello para amedrentarla mientras continuaba con las amenazas y
los insultos.
Además, le quitó la ropa y, tras decirle "Tú quieres
macho, pues te voy a dar macho", abusó sexualmente de su hija desoyendo
las súplicas de la víctima, a quien repitió que lo estaba haciendo porque
"la luna me ha dicho que tengo que hacer esto" y que no saldría más
de casa.
En un despiste del hombre, la hija consiguió mandar un mensaje de voz a su cuñada en la que le pedía a su padre que no la violara ni la matara, creyendo éste que la víctima se estaba dirigiendo a él.
B.A.Y.A. continuó golpeando a su hija
mientras que en un momento dado llegó al domicilio el hermano de la víctima
alertado por su mujer, a quien había mandado el mensaje de voz, logrando
liberarla y siendo atendida en casa de una vecina, además de retener a su padre
hasta la llegada de los efectivos policiales.
Con todo, la Sala entendió que el hombre presentaba en el momento de los hechos
una alteración importante de la percepción de la realidad que le rodeaba
compatible con una afectación importante de sus capacidades cognitivas, entre
moderada y grave.