La menor contaba con 15 años en el momento de los hechos. Su madre ha sido condenada por hacerle fotos "con faldas cortas, tacones, maquillaje, ropa de baño o interior, desnuda, así como adoptando poses y posturas provocativas, que después exhibía subiéndolas a un portal de "encuentros" a cambio de dinero.
Igualmente, en la sentencia, de fecha de 29 de octubre, el tribunal absuelve a J.L.O.R., nacido en Baracaldo (Vizcaya) y de 52 años, de un delito de corrupción de menores.
Conocido como 'el ángel de la guarda', estaba acusado por ser uno de los presuntos compradores del material fotográfico a cambio de dinero, que le entregaba directa a la hija de la condenada, para quien la Fiscalía solicitaba ocho años y medio de prisión.
En los hechos probados, la sentencia, cuya ponente ha sido la magistrada María Dolores Sánchez García, expone que la acusada, fruto de diferentes relaciones, tiene cuatro hijas: L.G.S. (mayor de edad a la fecha de denuncia), N.G.S. (nacida en el año 2000 y con 15 años en el momento de los hechos), E.G.S. (2007) y T.S.S. 2008).
La acusada convivía con sus tres hijas menores, N., E. y T., fotografiando a los dos últimas mientras las mismas se bañaban o cuando se encontraban desnudas jugando por la casa, apareciendo en algunas de ellas los genitales de las mismas.
Con el fin de obtener un rédito y al menos desde el año 2012, E.S.T. le pidió a su hija N. que se fotografiara con faldas cortas y con tacones, maquillada, en ropa de baño, incluso en ropa interior que no se correspondía a su edad o muy ligera de ropa, indicándole la madre cómo debía ponerse, colocándole en poses provocativas, poniéndole dos coletas y un chupete, con la intención de ofrecer estas fotos a la venta a través de Internet y de páginas de encuentros sexuales tales como 'pasión.com', obteniendo una retribución por estas fotografías.
Entre los años 2014 y 2015, expuso a su hija N. a contactos por Internet a través del programa Skype o a través de la webcam, en los que la menor mantenía videoconferencia con clientes que su madre conseguía y siguiendo sus indicaciones, la niña incluso se desnudaba ante la cámara; a cambio la madre recibía dinero y cuando menos en una ocasión, uno de los clientes le pagó haciéndole una compra en un supermercado, acompañando al individuo durante la misma.
Posteriormente, la madre y sus tres hijas se trasladaron a vivir al domicilio de una conocida de la ahora condenada en la capital hispalense. También allí continuó tomando fotografías de sus hijas. Con la finalidad de cobrar algunos de los servicios (entrega de fotografías o vídeos), la acusada enviaba a su hija a citas que ella concertaba con las personas a las que suministraba el material antes mencionado, individuos a los que no conocía de nada y quienes sin más se veían con la niña en zonas públicas, entregándole dinero.
Así en una ocasión N. acudió a Sevilla para verse con un joven con quien tomó un refresco y le dio 20 euros. En otra ocasión, la menor se vio con un señor de mediana edad que le dio 50 euros, llegándole a ofrecer más dinero si le dejaba que le "comiese el chocho".
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