Las librerías también están haciendo frente, como pueden, a la subida de los alquileres. Pero no todas lo consiguen. Las puertas de una pequeña librería de Sevilla estuvieron a punto de cerrar sus puertas para siempre. Los dueños de Caótica recibieron una orden de desahucio por el impago de tres meses de alquiler. "Fue una noticia terrible", asegura la dueña. Sin embargo, los lectores acudieron a rescate.

En el último momento, los dueños decidieron recurrir al crowfounding. "Tenías una página en la que podías colaborar a partir de 25 euros", cuenta Joaquín Sevillo, de la Librería Caótica. La magia de la tecnología permitió hacer frente a los pagos gracias a las más de mil donaciones en tiempo récord y un agosto de ventas histórico.

"La respuesta de la gente fue maravillosa, los pobres de los trabajadores estaban desbordados", asegura la dueña. "La gente ha sentido que una librería les pertenecía", señala Sevillo. Y así lo confirma una joven del barrio. "Los espacios así que cuidan tanto a la comunidad y que son de barrio, es nuestra responsabilidad protegerlos", señala la lectora. Una historia más con final feliz y que deja una moraleja: a los libros sólo los pueden salvar los lectores.