Espeso, viscoso y blanco. Así es el 'moco marino' que invade la costa de Estambul, así como las profundidades del Mar de Mármara. "Se trata de un moco generado por la parte vegetal del plancton", asegura Miguel Candelas, responsable del Área del Mediterráneo del Oceanográfic.

Más allá de la curiosidad, este efecto es nocivo: la emergencia climática acelera su proliferación. Pilar Marcos, portavoz de campaña de océanos en Greenpeace, cuenta que "todas las alteraciones que realiza el ser humano en el mar tiene consecuencias de plagas, como las de algas".

Esta sustancia surge de forma tan explosiva por la acumulación de varios factores. El primero es el cambio climático, porque aumenta la temperatura de los mares y calma el estado del mar. Esto hace que se produzcan menos corrientes, condición idónea para el crecimiento de estos microorganismos.

También influyen los vertidos de aguas no tratadas, porque sirven como alimento de estos organismos y favorecen a una reproducción mayor. Finalmente, hay que tener en cuenta que la menor presencia de depredadores por la pesca, perdiéndose así la cadena trófica: "Puede ser un fenómeno recurrente si las actividades humanas siguen al ritmo que siguen", asegura José Tena, director del Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina de la Universidad Católica de Valencia.

En España se producen episodios similares, como las algas que invaden la costa de Tarifa o las algas que pueblan el Mar Mediterráneo conocidas como "lipón": "En Jávea se han producido algunos daños y ha llevado a que algunos organismos mueran, tanto animales como vegetales".

Este fenómeno también afecta al comercio local. Jesús Mercado, investigador del Instituto Español de Oceanografía, indica que "en Málaga es un fenómeno conocido desde hace tiempo. Termina colapsando las redes de pesca, lo cual afecta a la actividad pesquera". Los expertos apuntan a que es necesaria una mayor concienciación pues, de lo contrario, el futuro de nuestros océanos será, cada vez, menos nítido.