Un hombre ha sido asesinado a tiros este miércoles junto al centro comercial Las Rosas, en el distrito madrileño de San Blas. Un coche se ha empotrado contra el vehículo que conducía el fallecido, a quien posteriormente han disparado, acabando con su vida. Posteriormente, los autores se han dado a la fuga.

Fuentes policiales han confirmado que la víctima es un hombre español de etnia gitana nacido en 1975. El hombre tenía antecedentes por homicidio doloso y vivía a apenas 400 metros del lugar donde han tenido lugar los disparos, lo que hace pensar que podrían haberle estado esperando.

La Policía está investigando lo ocurrido y revisando las cámaras de seguridad de tráfico y del Metro para encontrar a los culpables.

Por otra parte, hasta el lugar han llegado decenas de personas de la misma etnia que el fallecido y se han producido altercados, por lo que se han desplazado hasta allí agentes de la Unidades de Intervención Policial (UIP) y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR).

Por su parte, el SAMUR ha confirmado el fallecimiento del hombre por heridas de arma de fuego en la avenida de Guadalajara. Según Emergencias Madrid, un funcionario que no estaba trabajando en ese momento ha comenzado las maniobras de reanimación hasta la llegada de las unidades, que sin embargo no han logrado salvarle la vida.

Desde el SAMUR han precisado que inicialmente el servicio fue requerido para atender un accidente de moto en la cercana plaza de Alsacia. La llamada la realizó un voluntario de Protección Civil que se encontraba atendiendo a un motorista accidentado junto a un policía municipal.

Entonces, estos han sido requeridos para atender lo que parecía un accidente de tráfico en la aledaña avenida de Guadalajara. A su llegada han podido constatar que la víctima se encontraba en parada cardíaca, le han sacado del vehículo y al llegar el resto de unidades, comprobaron que el origen de la parada eran heridas por arma de fuego.

Con algún 'pero'

La Justicia ratifica que llamar "gilipollas" a un jefe no es motivo de despido

Así lo ha ratificado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Eso sí, enfatiza que el insulto debe ser "concreto y aislado" en un contexto determinado, como el caso de un empleado al que le pidieron que se quedara a una reunión al terminar su turno.