Los agricultores franceses han señalado a los españoles, acusándoles de tener "una legislación más permisiva", una acusación de competencia desleal que apunta a una política común europea que Francia ha querido hacer más estricta.

Fréderic Mertens, profesor de Derecho de la Universidad Europea, señala al respecto que "hay países que añaden más normativas de lo que existe a nivel europeo, y, por ejemplo los franceses han adoptado normas más exigentes aún que las que existen a nivel de España o Bélgica". "Ahí no podemos hablar realmente de competencia desleal", añade.

Por su parte, Montse Cortiñas, vicesecretaria general de UPA, expresa que lo que piden es que "se busquen los enemigos donde están". "Desde luego, los productores españoles no lo somos", defiende.

Los agricultores españoles ponen como ejemplo el caso del tomate: "Yo diría a los franceses que el 80% de su ensalada o de su gazpacho es marroquí", subraya José María Pozancos, director de FEPEX, al tiempo que Miguel Padilla, secretario general de COAG, afirma que "Marruecos es un gran competidor de la UE y de España también". Se trata de un país al que no se le exigen las mismas condiciones de producción: "La normativa fitosanitaria y la normativa medioambiental es totalmente diferente, y es mucho más laxa que la nuestra", denuncia José María Pozancos.

Por eso, al hablar de competencia desleal, prefieren mirar a los acuerdos con terceros países. En este sentido, Miguel Padilla, secretario general de COAG, apunta que "la agricultura ha sido, de aquí hacia atrás, moneda de cambio", mientras que Montse Cortiñas, vicesecretaria general de UPA expresa que "se utilizaba hace años la frase de 'tomates por personas, y se veía cómo incluso en los acuerdos de inmigración se hablaba de unas toneladas de tomate". "Eso no puede ser", defiende de forma tajante.

En el punto de mira está una política agraria común y sus exigencias hacia una transición ecológica: "Aquí no vale hacerse trampas al solitario", manifiesta Cortiñas. Ante esta situación, continuarán sus protestas, dicen, por una realidad que les "asfixia".