Ni siquiera el megabrote con más de 1.200 contagios tras los viajes de fin de curso a Mallorca ha sentado precedente para los irresponsables. Los botellones y las fiestas ilegales siguen celebrándose cada fin de semana en numerosas ciudades de nuestro país.
A la reticencia a cumplir las medidas de contención de la pandemia se suma ahora el enfrentamiento de muchos de estos irresponsables con los agentes que tratan de que cumplan las normas.
Es la imagen que se ha producido en localidades como Sopelana, Vizcaya; o Noja, Cantabria. En el primer caso los agentes tuvieron que detener a un joven, mientras que el botellón de Noja acabó en disturbios que dejaron destrozos en el mobiliario urbano y en un coche de la policía.
La estampa se repitió en Valencia, donde tras un botellón que no dejó dormir a los vecinos, los coches amanecieron con las lunas destrozadas y las puertas de los portales rotas.
En el barrio de Chueca, en Madrid, también se producían aglomeraciones de centenares de jóvenes haciendo botellones en las calles. Lo mismo ha ocurrido en Mallorca, concretamente el polígono de Son Castelló, que este fin de semana lucía de nuevo lleno de gente consumiendo alcohol y escuchando música.
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Sevilla también ha sido el escenario de la irresponsabilidad. Miles de belgas celebraban la victoria de su selección de futbol este domingo, mientras que en el interior de un bar se pudieron contabilizar más de 600 personas.
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Este analgésico en spray se vende sin receta en las farmacias y por apenas 10 euros. Las autoridades advierten sobre los riesgos del consumo de esta sustancia, que combinado con el alcohol puede llegar a ser peligroso.