La familia de Déborah Fernández ha negado que el ADN extraído del cuerpo de la joven, que apareció muerta en 2002 en una cuneta de Vigo, sea el de un antiguo vecino.
Según han informado medios locales, el perfil genético de los restos biológicos, que fueron recuperados tras la exhumación del cadáver en 2021, coinciden con esta persona. A pesar de ello, "tras diferentes pruebas del Instituto Nacional de Toxicología, la pasada semana se ha decretado con total rotundidad que no tiene nada que ver".
En esta línea, aseguran que un auto fechado este miércoles por el Juzgado de Instrucción número 2 de Tui decreta que esta persona no puede ser imputada "por no tener nada que ver".
Déborah fue vista por última vez un 30 de abril de 2002. Aquel día, con 21 años, salió a correr por la playa de Samil. "Una persona que quiere marcharse de su casa no se va a hacer deporte diez minutos antes", denunció su padre, José Carlos, cuando se notificó la desaparición de su hija, cuyo cuerpo apareció diez días después en una cuneta, desnuda, colocada con mimo y cubierta por ramas.
Junto a ella, se encontró un preservativo usado y un pañuelo con restos biológicos, los mismos encontrados en su vagina. Los análisis confirmaron que no coincidían con los del principal sospechoso: su exnovio. Los investigadores concluyeron que se trataban de pistas falsas y que el escenario estaba minuciosamente preparado para generar confusión.
Ni siquiera creen que muriera el mismo día de la desaparición, sino entre seis y nueve días antes de localizar su cadáver. Tampoco concuerda que su cuerpo apareciera desnudo. Creen que su asesino la desvistió, la lavó y la conservó en un lugar frío. Aunque el auto judicial de 2010 confirma las contradicciones de su exnovio, ante la falta de pruebas objetivas o biológicas, el juez archivó el caso.
Nueve años y 230.000 firmas después, su familia logró en 2019 que se reabriera con la declaración de 15 testigos y, por primera vez, la del padre de la víctima. Fue el detonante que terminó con una exhumación. El caso prescribirá este sábado 30 de mayo al haber trascurrido 20 años desde la denuncia.
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