Mientras se encontraba realizando su trabajo y de forma inesperada, a una agente le vino la regla y tuvo que ausentarse durante cinco o diez minutos para ponerse una compresa. Según publica el diario El País, eso le ha valido un expediente disciplinario.
Al volver del baño, el teniente le reprochó haber abandonado el punto de control, en el que se quedó su compañero, y le amenazó con abrirle un parte.
Tras lo ocurrido, la guardia civil se quejó ante su capitán de lo ocurrido y le comunicó su intención de interponer una denuncia. Entonces, él le dijo que el teniente le pidió que no hablara con ella. Al sentirse indispuesta, se fue a casa y días después volvió a hablar con su capitán. Entonces, él le comunicó que debía entrevistarse antes con el teniente.
Finalmente, la guardia civil le confirmó al teniente que iba a denunciarle y él le abrió un parte disciplinario por no pedir permiso para ir al baño. Ahora, ella ha pedido activar el protocolo contra el acoso laboral en la Guardia Civil.
En el 20% de los casos
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