La adquisición tuvo lugar el pasado 27 de diciembre y la compañía desembolsó 14,48 millones de euros en la operación, que ha tenido dos fases: la primera inversión de 9,9 millones sirvió para comprar los locales ubicados en las calles Alcalá y Goya; y la segunda de 4,6 millones completó el traspaso al incorporar los negocios de las calles Gran Vía y Bravo Murillo.
Según un portavoz de la firma, el cierre es debido a que "el negocio de estas cafeterías es inviable". Así, ha asegurado que la firma "seguirá analizando la situación del grupo de restauración" y las posibilidades que le ofrecen estos locales, que "podrían cambiar su uso al negocio comercial".
En esta línea, el portavoz ha afirmado que los trabajadores ya conocían la situación desde que el Grupo Nebraska decidió vender los locales, a la vez que ha señalado que "se encuentran en un periodo de negociación con ellos".
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El Grupo Nebraska, presente en Madrid desde 1955, había logrado mantener abiertos hasta seis establecimientos simultáneamente en la capital, de los cuales seguían perviviendo hasta ahora cuatro de ellos. Sin embargo, tras esta decisión de la empresa compradora, la actividad en los locales quedará interrumpida indefinidamente.