Brad Pitt hace su primera aparición en una producción fotográfica tras el anuncio de separación de Angelina Jolie. Tres portadas para la revista GQ Style, cuyas fotografías han sido realizadas por Ryan McGinley en el Monumento Nacional White Sands, en el Parque Nacional Caverns de Carlsbad y en el Parque Nacional Everglades.
El actor asegura en la entrevista que la bebida se convirtió en un problema y que el consumo excesivo ayudó a arruinar su matrimonio con Angelina Jolie. El actor de 53 años afirmó que estaba en terapia y se calificó a sí mismo como un "retrasado emocional" por no saber mostrar el amor a su familia.
Asimismo, Brad, para el que la separación de la madre de sus hijos ha sido como "una muerte", admite estar ahora mismo reconstruyendo la relación con sus pequeños, también afectada por sus largas temporadas fuera de casa ocupándose del trabajo.
En la primera entrevista desde el anuncio del divorcio, Pitt se culpa del desmoronamiento de su matrimonio. "Me tocó la lotería y todavía perdía mi tiempo en cosas vacías", dice el productor, que afirma saber muy bien lo que significa el amor. "Significa amar sin sentido de la propiedad. Significa no esperar nada a cambio", añadió. Cuando fue preguntado por la publicación si la ruptura había provocado en él un sentimiento parecido al de la muerte, Pitt respondió con un seco, pero certero: "Sí".
Brad, que ya ha abandonado el consumo de alcohol, acepta que fue un "problema" durante los años de convivencia con su exmujer. "No recuerdo ni un día desde que salí de la universidad en el que no hubiera estado bebiendo o me hubiera tomado algo", relata el intérprete.
Asimismo, los largos períodos lejos de casa también le pasaron cuenta en la relación con sus hijos. "Los niños son tan delicados. Ellos lo absorben todo. Necesitan que las cosas les sean explicadas. Necesitan ser escuchados. Cuando me dejo llevar por el trabajo, no escucho. Quiero ser mejor en eso", destacó.
También explicó a GQ su vida en las semanas después de que Angelina pidiera el divorcio y confiesa que estaba demasiado devastado como para regresar a su casa en Beverly Hills. Él durmió en el piso de un amigo, David Fincher, durante seis semanas mientras trataba de hacer frente a la pérdida de su relación y de su familia. "Era muy triste estar aquí al principio, así que me fui y me quedé en el piso de un amigo, un pequeño bungalow en Santa Mónica. Él siempre tendrá una puerta abierta", evidenció el actor.