Rajoy arranca el curso con la vista puesta en las elecciones generales y algo de desconcierto. "Yo no sé si estaremos aquí el año que viene", decía, aunque más tarde afirmaba que estarían ahí "en el 2016". Pero sale al campo con ganas y optimismo. "No tenemos tiempo de descuento, sólo tiempo de juego y vamos a marcar unos cuantos goles", asegura.
Un partido, el de los próximos comicios nacionales, que para Rajoy se juega entre el PP y el PSOE, del que dice ser "la única amenaza" y "su deriva radical".
Por eso se ha centrado en acusar a los socialistas de no obedecer el mandato de las urnas y afirma que son "la fuerza preferida por mucho que se empeñen en burlar la democracia". E incluso de no saber gobernar. "Algunos pensaban que gobernar era no hacer nada", añade Rajoy.
Atrás queda la preocupación por los partidos como Podemos porque, asegura, ya han demostrado que no se puede. "Lo único que han entendido es que no se puede hacer lo que dijeron, ya lo podrían haber estudiado", afirma.
Con el firme propósito de recuperar la confianza de los españoles, Rajoy hace examen de conciencia de un año duro tan duro en las reformas como en las urnas y afirma que no lo "han pasado bien". "Somos muy conscientes de los resultados electorales y de la desazón que provoca".
Presenta los presupuestos que no defendió en el congreso y los ofrece como el mejor programa electoral. Según él, "representan gran parte de los esfuerzos por parte de los españoles".
Se muestra sobrecogido con la tragedia migratoria que asola a Europa. "Es una tragedia humana, miles de tragedias humanas", señala. Dice que esta semana le pedirá a los líderes europeos Merkel y Cameron, que se apliquen soluciones urgentes.