Todas las miradas están puestas sobre la princesa Leonor este martes, al ser su 18 cumpleaños y su jura de la Constitución ante las Cortes Generales, al igual que hizo su padre en 1986. Tal y como recoge el artículo 61.2 de la Carta Magna, la princesa deberá jurar “desempeñar fielmente sus funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al rey”,

La sesión solemne que se celebra el próximo martes en el hemiciclo va más allá de un acto protocolario, al tener, según los expertos constitucionalistas, una notable carga simbólica, jurídica e institucional por la legitimidad democrática que concede a la heredera al trono. Al contrario que en el pasado, cuando las Cortes juraban fidelidad al rey, es Leonor de Borbón, como su padre en 1986, la que se compromete en este acto a acatar el ordenamiento legal y constatar su vocación de ser en el futuro la jefa de Estado.

Tal y como explica el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada, José María Porras, a EFE subraya que la jura reafirma “el vínculo indisociable” entre la Corona y la Constitución. Además, el acto indica que la Corona va preparándose para la continuidad natural y la princesa heredera asume con un mayor compromiso esa función de ejercer un día la Jefatura del Estado”, añade Asunción de la Iglesia, profesora Titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Navarra.

Leonor de Borbón se convirtió en princesa heredera cuando Felipe VI fue proclamado rey el 19 de junio de 2014 y su nuevo juramento ante las Cortes no altera tal estatus. “Irá adquiriendo cada vez mayor relevancia institucional y una función representativa de la Casa Real cada vez mayor, pero a nivel jurídico su posición sigue siendo exactamente la misma como princesa de Asturias hasta que le toque ejercer de jefa de Estado”, recalca José María Codes, letrado de las Cortes Generales.

Tampoco ve modificado su actual aforamiento, introducido en la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 2014, por lo que, en caso de ser procesada, sería juzgada por el Tribunal Supremo, al igual que ocurre en el caso de la reina. “Pero no es inviolable. La inviolabilidad es solo para el jefe del Estado”, matiza De la Iglesia.

Qué responsabilidades asume la princesa

El cambio que supone alcanzar la mayoría de edad y prestar juramento ante las Cortes, es que la princesa podría ejercer la función regia de forma automática e inmediata si su padre quedara inhabilitado para el ejercicio de su autoridad por alguna circunstancia, como recoge el artículo 59 de la Constitución.

Sin embargo, más allá de la regencia, la Constitución no entra al detalle de cuáles son las funciones del príncipe de Asturias, ni qué papel desempeña en sus actuaciones públicas, como puedan ser aquellos en los que actúa por delegación del rey en representación de la Corona.