El sargento Fernández Ureña, que formaba parte de un equipo de desactivación de explosivos, tenía 35 años, era natural de Bilbao, soltero y sin hijos. Se trata de la primera víctima mortal entre las tropas españolas desplegadas en Afganistán durante este año.
La explosión, cuyas causas se están investigando, se produjo cuando su equipo de reconocimiento examinaba un tramo de la ruta OPAL donde había sido localizado un IED. Ingresó en el Ejército en el año 2000 y desde entonces estaba destinado en el Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros de Zaragoza.
En el año 2009 participó en la misión de Afganistán, por lo que fue condecorado con la medalla de la OTAN-ISAF. El sargento Fernández Ureña era especialista en NBQ, operador de desactivación de artefactos explosivos y contaba con el curso básico de paracaidismo.
La muerte del militar ha sido anunciada por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, al comienzo de la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. La vicepresidenta ha trasladado, en nombre del Gobierno, el pésame, a la familia y a las Fuerzas Armadas "en estos momentos tan difíciles y tan tristes para todos".
Asimismo ha lanzado un mensaje de reconocimiento a todos los miembros del Ejército y de las Fueras Armadas por su labor al servicio de la seguridad, de la paz y la estabilidad en todo el mundo. Ha dicho de los militares que realizan una "tarea impagable al servicio de la democracia y la defensa de los derechos y valores de los que vivimos en esa democracia".