El sindicato Manos Limpias, personado como acusación popular en el caso Nóos, ha recurrido ante la Audiencia Provincial de Baleares el auto por el que el juez José Castro puso fin a la instrucción de la causa, y en su escrito pide que se impute de nuevo al secretario personal de las Infantas, Carlos García Revenga, al considerar que participó "activamente" en los negocios desplegados a través del Instituto Nóos a través de una labor de "control y conocimiento de todo lo que se hacía".
Mediante un recurso de apelación de 51 páginas, la entidad solicita que en total vuelvan a ser encausadas seis personas para quien el magistrado acordó el archivo la semana pasada.
Se trata, además de García Revenga, del vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau; Mario Sorribas, considerado mano derecha de Iñaki Urdangarin; el supuesto creador de una estructura para poder desviar fondos al extranjero, Salvador Trinxet; el director financiero de Madrid 16 Gerardo Corral y quien fuera director de Deportes del Ayuntamiento de Madrid bajo la alcaldía de Alberto Ruiz-Gallardón, Miguel de la Villa.
A través de un contundente escrito, que arremete asimismo contra la actuación desplegada por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en las negociaciones con Nóos para el impulso de los denominados Valencia Summit, la letrada del sindicato centra su petición principal en el encausamiento de García Revenga como cooperador necesario de los mismos delitos en que habrían incurrido tanto el Duque de Palma como su exsocio Diego Torres.
"El señor García Revenga tenía tanta responsabilidad en esta causa como lo pueda tener el señor Urdangarin", recalca la abogada Virginia López Negrete, quien subraya que quien fuera el tesorero del Instituto Nóos "era la persona que, en última instancia, se encargaba de abrir las puertas a los negocios".
Y es que, según la acusación popular, hasta tal punto llegó la "artimaña" de los creadores de Nóos --entidad a través de la cual Urdangarin y Torres se habrían apoderado de hasta 5,8 millones de euros-- que "fueron incluso capaces de autocrearse un cargo, el del mismo García Revenga, para aparentar mayor solvencia, credibilidad y, cómo no, influencias".
Es más, apunta que la adjudicación de su cargo fue "única y exclusivamente, junto con la Infanta Cristina, de dar una apariencia de que si se contrataba con el Instituto Nóos, quien estaba detrás del mismo no era ni más ni menos que la hija del Rey y un reputado miembro de la Casa Real".