Tras la investidura fallida de Jordi Turull, los plazos han empezado a correr. En el horizonte, el 22 de mayo como límite para alcanzar un acuerdo de gobierno en Cataluña que, de momento, se antoja complicado.

El President del Parlament llamó a construir un frente común contra lo que calificó "la represión del Estado" y para defender la democracia. Un frente apoyado por JuntsPerCatalunya, ERC y la CUP.

También se han adherido los comunes, quienes critican el auto del juez Llarena porque, alegan, tiene un único objetivo. Xavier Domènech ha dicho que el objetivo era "apartar a dirigentes políticos y sociales de la vida pública".

Para construir una república, asegura Joan Tardá, es necesario conseguir acuerdos con autodeterministas y dialogar con los federalistas.

Precisamente en su discurso, Miquel Iceta, contrario al independentismo, defendió la idea de buscar nuevos acuerdos: "Sólo acercando los extremos opuestos o nos volveremos a equivocar".

Pero, horas después, Pedro Sánchez exigió, por encima de todo, el cumplimiento de la ley y reclamó que la izquierda no se alinee con los separatistas: "Dicen querer construir un frente común entre el conjunto de la sociedad catalana pero siguen dando la espalda a la mitad de la sociedad que no piensa como ellos".

Una actitud, la de los socialistas, que para el PP es una táctica electoralista. Xavier García Albiol, presidente del PPC, ha asegurado que "Iceta dice una cosa y Pedro Sánchez lo contrario".

Por su parte, Ciudadanos arremete contra los comunes, por aliarse con los independentistas. Fernando de Páramo, poravoz adjunto de Ciudadanos en el Parlament, ha dicho que "se esfumó cualquier posibilidad de que Podemos apoyara el fin del 'procés'".

De momento, sigue en el aire si Puigdemont y Comín tendrán en cuenta la recomendación de quienes les piden que renuncien a su escaño para conseguir una investidura dentro de los plazos marcados.