Esta noche

Juan Carlos I regresa a España en plena polémica por la publicación de sus memorias

El contexto El rey emérito ha aterrizado esta noche en Vitoria para someterse a una revisión médica antes de viajar a Lisboa, mientras Francia adelanta fragmentos de su libro 'Reconciliación', donde reconoce errores y busca reivindicar su legado.

Imagen de archivo del rey emérito Juan Carlos I durante un acto en Chile

Juan Carlos I ha llegado a España. Y no es cualquier visita: llega justo cuando salen a la luz sus memorias, un libro que promete contar secretos inéditos, abrir viejas heridas y mostrar su versión de casi cuatro décadas al frente del país. Esta noche ha aterrizado en Vitoria y, tras unos días en España, se someterá a una revisión médica antes de poner rumbo a Lisboa, según confirman 'El Mundo' y 'El País'. Un regreso corto, pero cargado de significado y tensión.

Su libro, 'Reconciliación', se publica en Francia el 5 de noviembre y en España el 3 de diciembre por Planeta. Más de 500 páginas escritas junto a la periodista y escritora francesa Laurence Debray que mezclan biografía personal e historia reciente de España: la dictadura franquista, la transición democrática, el intento de golpe del 23F y los escándalos financieros que le llevaron a retirarse de la vida pública.

En estas memorias, el rey emérito rompe su silencio sobre algunos de los episodios más delicados de su vida y de la historia del país.Sobre el 23F, relata: "No hubo un golpe, sino tres: el de Tejero, el de Armada y el de los cargos electos cercanos al franquismo. Armada estuvo a mi lado durante 17 años. Lo quería mucho… y me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre". Es su versión más personal y detallada de aquel momento que marcó su reinado.

Pero el libro no se limita a la historia oficial. Juan Carlos I también habla de sí mismo con una mezcla de franqueza, culpa y nostalgia. Reconoce que aceptar 100 millones de dólares del rey Abdulá de Arabia Saudí en 2008 fue un "grave error", aunque recalca que nunca fue imputado por ningún delito y que todos los procesos judiciales acabaron archivados.

También confiesa errores "por amor y amistad", en referencia a su relación con Corinna Larsen, a quien describe como "una gran equivocación".

En el terreno familiar, el monarca se muestra más vulnerable. Admite que su relación con Felipe VI es distante y que sufrió por la frialdad de su hijo: "Mi hijo me dio la espalda por deber… Entiendo que, como rey, debe mantener una postura firme, pero sufrí por su insensibilidad". Sobre la reina Letizia, dice que nunca hubo una verdadera sintonía personal, aunque dedica palabras cariñosas a sus nietos y también a la reina Sofía, de quien lamenta que no le haya visitado en Abu Dabi.

A lo largo del libro, el emérito reivindica su papel en la llegada de la democracia a España: "Le di a los españoles la democracia, es mi herencia. Durante cuarenta años de dictadura, quise un país libre y mi libro cuenta esta historia". Recuerda la sensación de vértigo al asumir el poder absoluto a los 37 años, sin un plan claro para la transición: "Tenía la brújula, pero no el plan. Durante dos años tuve todos los poderes: indultar, refrendar penas de muerte… Si hubiera dicho que no, los generales me habrían derrocado".

También dedica unas líneas a su nieta Leonor, heredera al trono, a quien le aconseja "tener seguridad en sí misma, cumplir con su deber con simpatía y amabilidad y ser garante del respeto a la Constitución Española". A través de esas palabras, deja entrever el deseo de transmitir su experiencia y su versión de la historia a las nuevas generaciones.

Desde su retiro en la isla de Nurai, en Abu Dabi, Juan Carlos I reflexiona sobre el paso del tiempo y la soledad. Rodeado de olivos traídos desde España, confiesa sentirse herido por la distancia y el olvido: "Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido… hay días de desesperación y vacío". A sus 87 años, dice seguir el consejo del actor Clint Eastwood: "Cada mañana, dejo al viejo fuera".

Su regreso a España no es solo un viaje físico. Coincide con el 50º aniversario de la monarquía, con la inminente publicación de sus memorias y con la presencia de los reyes en los actos de homenaje a las víctimas de la DANA. Un contexto cargado de simbolismo, tensión y recuerdos, en el que el rey emérito vuelve a escena para intentar —una vez más— reconciliarse con su país, con su familia y con su propia historia.

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