Confesiones del rey emérito
Juan Carlos I confiesa que su compañía en Abu Dabi es un loro con los colores de la bandera de España: "Me despierto con nostalgia de mi hogar"
Los detalles Los cinco años que Juan Carlos I lleva jubilado en Abu Dabi se le han hecho largos. Tal es su morriña que el monarca ordenó que le llevaran unos olivos españoles bajo los que dice sentirse más cerca de casa. "La sensación de estar con un trocito de España, anclado en mí", ha dicho.

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El rey emérito Juan Carlos I vive en Abu Dabi desde hace cinco años, donde expresa su descontento por la decisión de su hijo de retirarle una asignación económica de más de 160.000 euros. En una entrevista con 'Le Figaro', afirma que las acusaciones de delitos fiscales han desaparecido, aunque omite que muchas se archivaron por su inviolabilidad o prescripción. Para evitar problemas, realizó dos regularizaciones fiscales. Juan Carlos I siente nostalgia de España, por lo que ordenó llevar olivos españoles a su residencia. A menudo regresa a España para navegar, aunque su futuro tras su muerte sigue siendo incierto, dependiendo del Gobierno español.
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El rey emérito disfruta de una jubilación en Abu Dabi desde hace cinco años. Desde allí expresa su malestar por la decisión de su hijo de retirarle la asignación económica de más de 160.000 euros. Porque él anhela ser un humilde pensionista que pueda vivir en los modestos Emiratos Árabes.
"Soy el único español que no recibe pensión después de casi cuarenta años de servicio", se ha quejado Juan Carlos I. En una entrevista con el periódico 'Le Figaro', asegura que las acusaciones sobre presuntos delitos fiscales que pesaban sobre él han desaparecido. Aunque lo que omite el monarca es que la mayoría se quedaron en nada por su inviolabilidad o porque habían prescrito.
De hecho, para intentar evitar problemas mayores el monarca tuvo que hacer dos regularizaciones fiscales. Según él, por verse "en medio de un embrollo financiero que se me escapaba de las manos". Precisamente, esos problemas con la justicia le obligaron a abandonar nuestro país en agosto de 2020.
Cinco años que a Juan Carlos I se le han hecho largos. "Me despierto con nostalgia de mi hogar y me acuesto con nostalgia de mi hogar", dice en sus memorias. Tal es su morriña que el monarca ordenó que le llevaran unos olivos españoles bajo los que dice sentirse más cerca de casa. "La sensación de estar con un trocito de España, anclado en mí", ha dicho.
Su compañía allí, confiesa, es un loro cuya cresta tiene los colores de la bandera de España. Una España a la que ha vuelto en numerosas ocasiones para surcar las aguas gallegas. Pero lo que todavía es un incógnita es lo que ocurrirá cuando muera. Él dice no saber nada y recalca que esa decisión la tendrá que tomar el Gobierno de España.
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