El Gobierno, reflexiona José Bono, sabía a través del CNI que ETA no estaba detrás del 11M, porque en el Ministerio del Interior se les había avisado con meses de antelación, incluso tres días antes, de que había incrementado el riesgo de atentados yihadistas.
Los nervios por perder las elecciones llegaron hasta quien entonces presidía la Conferencia Episcopal. Un amigo de ZP le dijo que el cardenal Rouco envió el día de reflexión un mensaje diciendo: "Perdemos, vete a votar, pásalo".
Presume el exministro de tener todo documentado, incluso el mercadeo al que se prestó Artur Mas con Rodríguez Zapatero en plena redacción del Estatut: "Tú ve poniendo más dinero que yo iré quitando lo de nación".
Reconoce Bono que la cuestión catalana le llevó a dimitir como ministro de Defensa, puesto al que llegó denunciado la injusticia que se cometió con el accidente del Yak-42: "Que mueren 62 soldados habiendo dicho la compañía propietaria que ese vuelo era ilegal, que no debió volar".
Desde que Zapatero se quedara sentado ante la bandera de Estados Unidos, las relaciones con Washington se fueron complicado, así que Bono recurrió a un mediador: Julio Iglesias. Su buenas sintonía con la Casa Blanca derivó según Bono en que se produjera un milagro laico.