Felipe González reafirma su convencimiento en la creencia "de que estamos mucho mejor juntos que enfrentados, reconociendo la diversidad como una riqueza compartida y no como un motivo de fractura entre nosotros".
"Para mí, España dejaría de serlo sin Cataluña, y Cataluña tampoco sería lo que es separada y aislada", afirma el expresidente socialista , y muestra su gratitud por el apoyo permanente y mayoritario de los catalanes para la tarea de gobierno cuando él estuvo al frente del mismo.
"No conseguirán, rompiendo la legalidad, sentar a una mesa de negociación a nadie que tenga el deber de respetarla y hacerla cumplir. Ningún responsable puede permitir una política de hechos consumados, y menos rompiendo la legalidad, porque invitaría a otros a aventuras en sentido contrario", sentencia el expresidente del Gobierno.
Añade que Artur Mas sabe que "desde el momento mismo que incumple su obligación como presidente de la Generalitat y como primer representante del Estado en Cataluña, está violando su promesa de cumplir y hacer cumplir LA LEY". "Se coloca fuera de la legalidad, renuncia a representar a todos los catalanes y pierde la legitimidad democrática en el ejercicio de sus funciones", señala González.
El político socialista dice no estar de acuerdo con el inmovilismo del Gobierno de la nación, "cerrado al diálogo y a la reforma" pero añade que esta convicción, "que estrecha el margen de maniobra de los que desearíamos avanzar por la vía del entendimiento, no me puede llevar a una posición de equidistancia entre los que se atienen a la ley y los que tratan de romperla".
González habla de las consecuencias de la idea de "desconectar" de España "en un extraño y disparatado frente de rechazo y ruptura de la legalidad".
Entre las mismas menciona la desconexión de una parte sustancial de la sociedad catalana, "fracturándola dramáticamente", la desconexión del resto de España "rompiendo la Constitución, y por ello el Estatuto que garantiza el autogobierno, y la convivencia secular en este espacio público que compartimos".
La desconexión de Europa "aislando a Cataluña en una aventura sin propósito ni ventaja para nadie" y la desconexión de la dimensión iberoamericana "(que tanto valor y trascendencia tiene para todos)" opina. Felipe González añade que "vivimos en la sociedad más conectada de la historia" y a colación declara que la revolución tecnológica significa "conexión", "interconexión", todo lo contrario a "desconexión".
En su opinión "cada día es mayor la interdependencia entre todos nosotros: españoles de todas las identidades, europeos de la Unión entre 28 Estados nación, latinoamericanos de más de 20 países, por no hablar de nuestros vecinos del sur o del resto del mundo".
Felipe González señala en la parte final de su carta, tras afirmar que no cree que España se vaya a romper sea cual sea el resultado electoral, que "necesitamos reformas pactadas que garanticen los hechos diferenciales sin romper ni la igualdad básica de la ciudadanía ni la soberanía de todos para decidir nuestro futuro común".
"No necesitamos más liquidacionistas en nuestra historia que propongan romper la convivencia y las reglas de juego con planteamientos falsamente democráticos", concluye.