Aparentemente satisfecho, el exsuegro de Jordi Pujol Ferrusola salía tras declarar ante el juez Ruz. Ramón Gironés desbloqueó una operación inmobiliaria en la que reconoció haber cobrado una comisión del 1%, aunque el había pedido el célebre 3%.
Un golpe de suerte en el que nada tuvo que ver su exyerno, según su versión, aunque casualmente Pujol Ferrusola ya hubiera hecho varios negocios con la misma empresa que participaba en la operación inmobiliaria. Después el entonces suegro hizo que le ingresaran los 300.000 euros de comisión en la cuenta de su mujer que se presentó ante el juez como "un ama de casa que no se ocupaba de los negocios".
El mayor de los Pujol cobró presuntamente hasta 3,5 millones de euros por labores de asesoría que se cerraban siempre de forma verbal y sin contrato. El único que aportó pruebas documentales de los negocios fue el empresario y amigo de Pujol Ferrusola, Carles Sumarroca.
Por las operaciones investigadas, Pujol Ferrusola era capaz de asesorar y cobrar comisiones en negocios tan variopintos como construcción de autopistas en México o proyectos de energía electrica en Gabón.