A menos de 24 horas para acudir a las urnas, ahora lo que toca es reflexionar. Así lo afirma Paloma Román, profesora de ciencia política. "Después de una campaña intensa, es un momento de recogimiento, sin ruidos exteriores, para decidir la mejor opción".
Es el objetivo de la jornada de reflexión, un día -regulado por Ley desde 1977- de silencio electoral. Está prohibido hacer campaña y pedir el voto, pero no por ello, el electorado escapa al apagón informativo.
"Los políticos aprovecharán este día para mostrar su lado más cercano y humano sin el corsé que tienen durante un mintin o acto electoral". Confirma Reyes González, experta en redes sociales.
Son muchas las actividades en las que podemos encontrar a los candidatos. Desde dar una vuelta en bicicleta, a estirar las piernas haciendo algo de ejercicio, dar un paseo y saludar a los vecinos o desayunar con la prensa del día y en compañía.
"Cualquier mensaje subliminal o comportamiento le puede generar cierta simpatía que genere un voto a favor" destaca Reyes.
Aunque no se permiten alegatos electorales, en la era de internet y las redes sociales cualquiera puede conectarse a la red de manera rápida y accesible. Por ello, hay quienes consideran este día "obsoleto".
"Es una antigualla, una reliquia del pasado que vamos arrastrando desde hace más de 30 años" insiste la profesora Román.