Aunque la noche era lluviosa en Madrid antes del debate, la verdadera tormenta esperaba adentro. Pedro Sánchez ni merodeó a su presa y desde el primer segundo saltó al ataque preguntándole a Rajoy que "hacia dónde quiere llevar a España".

En lugar de responder a la primera pregunta acusó a Rajoy de rehuir los debates, haciendo que los esfuerzos del moderador fueran en vano.

El primer tema era la situación económica, y el socialista a lo suyo, recordando al presidente su mensaje a Bárcenas mientras que Rajoy se mostraba agazapado y desorientado.

El presidente, que había ido a hablar de su libro económico trataba de despejar, pero Sánchez lanzaba una carga de profundidad recriminándole que en términos coloquiales se le conoce como "el del plasma".

En esas llego la publicidad, que no tuvo nada de balsámica, porque tras el corte se vivió el momento del indecente ruin y mezquino, y hasta ahí llegó el debate, que se convirtió en una pelea de patio de colegio.

Lo que se vio claramente fue la táctica de Sánchez, que obvió la invitación del moderador a hablar de Cataluña para seguir hablando de corrupción, mientras que Rajoy afrontaba los últimos minutos noqueado.

El cara a cara terminó como una escaramuza de escaño, sin límite de tiempo, porque luego siguió en el pasillo. Rajoy esperó a llegar a Génova para lanzar la última pulla a Sánchez, mientras que el socialista defendió que durante el debate se centró en lanzar propuestas.