Exprimir sus 33 días en prisión para batir al adversario. El relato de los que pasaron por la cárcel se ha convertido en la principal baza de campaña de los independentistas.

"Cuando nuestros abogados estaban presentando las conclusiones, la jueza estaba escribiendo en el ordenador, que tenías la sensación de que estaba retocando el auto", declara Carles Mundó, exconseller de Justicia.

Todos recalcan que existió voluntad de humillar. "Nos metieron en unos furgones, de un modo bastante ignominioso, con voluntad de humillar", explica Raül Romeva, exconseller de Exteriores.

Explican que fueron especialmente duros los traslados de la Audiencia Nacional a la cárcel de Estremera. "Lo primero que encuentras es un policía estatal que te pone los grilletes por detrás", añade Josep Rull, exconseller de Territorio.

Esposados, dicen, les obligaron a escuchar el himno de España. "La Guardia Civil consideró que nos sería de mucha utilidad ponernos tres veces en el móvil el himno de España", relata Mundó.

También cuestionan el protocolo de prisión. "Porque el protocolo ha hecho que al señor Romeva y a mí nos desnudaran y al resto, no", asegura Jordi Turull, exconseller de Presidencia.

Relatan además cómo la primera noche en Estremera decidieron que fuera el exconseller Santi Vila el que durmiera con un preso común, porque era el único que saldría con fianza al día siguiente. "No éramos pares y entonces le dijimos (a Santi Vila): 'Hombre, tú tienes para poco tiempo, duerme tú con un preso común", añade Turull.

Y en sus historias carcelarias tampoco falta la anécdota. Con la comida: "La comida era muy flatulenta. Recuerdo el primer día que nos dieron unas hamburguesas que estaban tan quemadas que se me rompió el tenedor", cuenta Rull. O con su asistencia a misa: "Yo rezo en catalán y sé la misa en catalán y me costaba seguirla porque es una misa curiosa", añade.

También asiduo a la misa es Oriol Junqueras, que desde la cárcel sigue lanzando mensajes. En el diario 'Ara' reconoce que ha sido difícil de gestionar emocionalmente ver cómo sus compañeros salían de prisión y él tenía que quedarse en ella.