Teodoro Obiang leva 35 años en el cargo, prometiendo reformas democráticas, pero Guinea Ecuatorial sigue pareciéndose demasiado a una dictadura.

El país se caracteriza por sus elecciones dudosas y por la corrupción. En palabras de Gaspar Llamazares, "es una dictadura cleptómana que se lleva el dinero del petróleo de su pueblo". 

La polémica decisión, en la que aparece implicado el ministerio de Educación, es invitar al dictador Obiang a impartir dos conferencias en Bruselas, aprovechando la cumbre Unión Europea-África. Será a primeros de abril en el Instituto Cervantes y en la UNED, organismos que dependen del Ministerio de Educación y Cultura. 

Fuentes de la Universidad a Distancia aseguran que Obiang, que fue alumno de la institución, tenía especial interés en dejarse ver por allí y también por el Cervantes. 

Los opositores guineanos califican la agenda de "inaceptable". En palabras de Humberto Ricchi, portavoz del partido MAIB, "es una ignominia política que el mayor liberticida del planeta reciba concesiones".

La relación de los gobiernos españoles con Obiang siempre ha sido delicada, pero al final, siempre le han recibido. Una historia que se repite. Una alfombra roja para un dictador.