Izquierda Unida ha consumado el divorcio con la federación madrileña y ha roto "legalmente" con su organización territorial con el apoyo del 70 % del Consejo Político, incluido el del coordinador, Cayo Lara, después de una guerra de casi nueve meses por su desafío reiterado a la dirección.
Un conflicto que, "políticamente", queda resuelto después de una tensión acumulada que ha arrancado en octubre por el incumplimiento de las resoluciones que exigían el cese de los portavoces de la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid, Gregorio Gordo y Ángel Pérez, señalados como responsables "subsidiarios" del escándalo de Caja Madrid y las tarjetas opacas.
El desencuentro se fue enrocando hasta llegar al punto máximo de enfrentamiento con las discrepancias sobre la manera de converger: si hacerlo sin siglas con Ahora Madrid o con ellas, como defendía la ejecutiva regional. Es la primera vez que IU toma una medida tan drástica.
La decisión, que afecta a unos 5.000 militantes que tendrán que volver a hacerse el carné de Izquierda Unida si quieren seguir perteneciendo a la formación, ha caído muy mal en IUCM, que la ha calificado de "atropello" y ya ha anunciado que irán a los tribunales.
La resolución votada, a propuesta del secretario de Organización, Adolfo Barrena, establece la creación de la nueva federación de IU, que no tendrá entidad jurídica propia y será la dirección federal la que la "pilote" de forma provisional. Por lo tanto, la militancia de IUCM tiene un plazo máximo de tres meses para volver a afiliarse a IU.
Tendrán que resolver la propiedad de las siglas en Madrid que IU reivindica porque la marca consolidada es importante, más si quedan cinco meses para los comicios. Otra de las cuestiones es quién va a asumir la abultada deuda, de tres millones de euros, que arrastra IUCM.
Durante este cónclave que, no ha sido demasiado tenso, se ha votado el informe político del coordinador federal, Cayo Lara quien ha vuelto a defender la unidad popular, pero sin que alguien "quiera imponer cómo se hace la suma", en referencia a Podemos.
El documento del candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón ha sido ampliamente respaldado. Garzón, al frente de las negociaciones para ir configurando ese frente de fuerzas de cara a los comicios, ha apostado por construirlo "de forma participativa, colaborativa" y sin que ningún partido "cometa el error estratégico" de querer imponer la formula de unidad popular.