La Guardia Civil ha desarticulado una organización criminal asentada desde hace años en España, en concreto en Madrid, que se dedicaba al "sicariato", ya que funcionaba como "oficina de cobros" de deudas de cárteles sudamericanos y al blanqueo de capitales procedente del narcotráfico.

La Operación Burlero ha permitido la detención de cuatro personas con antecedentes de delitos de sangre en sus países de origen. Fue iniciada hace dos años tras detectarse el envío de grandes cantidades de dinero en efectivo a destacados cárteles de la droga en Colombia y Perú, y se ha llevado a cabo en colaboración con la Agencia Estadounidense para el Control de Drogas (DEA) y el apoyo de Europol.

Analizada esta información por parte del Grupo de Blanqueo de Capitales de la Unidad Central Operativa (UCO), se consiguió identificar a una serie de personas interpuestas que actuarían como "testaferros" en la adquisición de bienes en España, motivo por el que los líderes de la organización criminal desarticulada podían llevar un elevado tren de vida, lujos y excesos.

Gracias a los antecedentes criminales de sus miembros y su elevada peligrosidad, así como la destacada posición que ostentaban en el mundo delincuencial, colaboraban como "oficina de cobros" para importantes cárteles de narcotraficantes de Sudamérica, al contar con una red de sicarios que actuaban por todo el territorio nacional y mediante la que hacían acopio del dinero en efectivo procedente de otros grupos criminales dedicados al tráfico de estupefacientes.

Armas de fuego modificadas

La operación ha culminado con la detención de cuatro personas de nacionalidades española, colombiana y venezolana en distintos municipios de la Comunidad de Madrid, así como con la imputación de otras siete personas físicas y una jurídica.

Igualmente se llevaron a cabo tres registros domiciliarios de manera simultánea en Villaviciosa de Odón, Getafe y Móstoles, donde se han incautado un elevado número de objetos de valor como joyas, relojes de lujo, calzado y prendas de vestir de primeras marcas, así como dinero en efectivo, vehículos de alta gama, siete armas de fuego, algunas de las cuales habían sido modificadas y alterados sus números de serie y diversa munición.