La vivienda del futuro debe tener un consumo de energía mínimo, cercano a nulo. Estación laSexta ha visitado una casa no solo neutra en carbono, sino negativa, ya que resta emisiones a la atmósfera.
"Esta una vivienda pasiva", indica Talia Dombriz, del estudio de arquitectos DMDV. "La envolvente está súper aislada, no solamente la fachada, sino la cubierta, los suelos, todo lo que está en contacto con el exterior", precisa, añadiendo que para ello es preciso un enorme "rigor" en la construcción.
Para que sea hermética, añade, "se controlan mucho las características de la carpintería y del vidrio". Así, una vez la envolvente ha sido optimizada, agrega, "hace falta muy poca energía para llegar a un confort".
Además de estas características pasivas, hay otras activas que ayudan a minimizar el consumo. Una de ellas es la "ventilación mecánica de doble flujo". "Tenemos un edificio hermético y por tanto hay que darle ventilación natural exterior", explica Daniel Diedrich. El sistema permite intercambiar el aire del interior y el exterior para regular la temperatura, acercándola a la de confort.
"Por otro lado tenemos la aerotermia", agrega el arquitecto: "Solo tengo que calentar desde 19 grados a 24, se podría calentar con cuatro secadores de pelo, cuatro kilovatios". "Una vez tenemos esos consumos tan ligeros, suministramos la electricidad con los paneles fotovoltaicos de cubierta", detalla Dombriz.
Además, esta vivienda es de construcción modular: se ha construido industrialmente en cuatro meses, mientras, de forma simultanea a la fabricación, se llevaba a cabo la cimentación. "El montaje se hizo en 10 días", indica la arquitecta.
El hecho de que la vivienda se componga de varios módulos supone no solo ventajas económicas, ya que se reducen los tiempos de obra, sino también "tanto de imprecisiones que se pueden dar como de riesgos personales".