El volcán de Islandia, que entró en erupción este martes, sigue escupiendo lava sin parar. Las autoridades señalan que su actividad volcánica se mantiene estable. A primeras horas de la mañana han apuntado a un empeoramiento de la calidad del aire en una zona en el norte de Grindavik, pero parece que ha mejorado en las últimas horas. Aún así persiste el olor a azufre en la zona.

Aún así, siguen pendientes de la última hora del volcán, que ha disminuido el flujo de lava alcanzando una altura de unos 30 metros, frente a los 120 de las primeras horas.

En estos momentos siguen abiertos los corredores. El peligro sigue existiendo a tan solo 60 kilómetros de la capital, aunque por el momento está controlado.

Sin embargo, preocupan dos focos de la fisura. El flujo de lava es de 30 metros cúbicos por segundo. Si sigue este modelo, la lava podría alcanzar la ciudad más cercana, Grindavik, a partir de Nochebuena.