16 minutos fueron suficientes para que tres agentes de Jackon (Misisipi, EEUU) descargaran hasta 52 veces su pistola táser sobre un detenido. El hombre no ofreció resistencia en ningún momento de la detención, pero los policías aplicaron toda su fuerza contra él. Los hechos ocurrieron la pasada Nochevieja, pero ha sido ahora cuando las autoridades locales han difundido las imágenes grabadas por las cámaras corporales de los agentes. Los tres han sido despedidos y han sido acusados por la muerte de Keith Murriel, de 41 años y padre de dos hijos.

"Dos de los oficiales tienen cargos de asesinato en segundo grado y el tercero, de homicidio involuntario", ha comentado en rueda de prensa Jody E. Owens, fiscal de distrito del condado de Hinds. Avery Willis, Kenya McCarty y James Land, ya exagentes del Departamento de Policía de Jackson, acudieron a la zona alertados por el guardia de un hotel al que, supuestamente, Keith Murriel trataba de acceder. Tras pedirle, sin éxito, que abandonara la zona, los policías lo inmovilizaron en el suelo para arrestarlo. Ante la aparente dificultad para esposarlo, uno de ellos comenzó a descargar su pistola táser.

Según los abogados de la familia de Murriel, fueron 80 las descargas eléctricas que recibió el detenido. Sin embargo, según las investigaciones, habrían sido al menos 52. Los agentes, además, tardaron media hora en avisar a emergencias, tiempo durante el cual el hombre permaneció inconsciente en los asientos traseros del vehículo policial. El personal de emergencias fue incapaz de reanimarlo, por lo que lo llevaron hasta un hospital en el que solo pudieron certificar su muerte.

Mientras Murriel era atendido en la ambulancia, los agentes comenzaron a hablar entre ellos y a bromear sobre lo ocurrido: "Fue fácil tirarlo al suelo", comentaba uno de los policías, que añadía: "Me encantó ver cómo levantaba las piernas en el aire". También se escuchan carcajadas, como se puede apreciar en el vídeo que acompaña estas líneas. Dos de los agentes han salido de la cárcel tras pagar sus fianzas, de entre 70.000 y 140.000 euros. El tercero no ha sido arrestado.